jueves, 24 de febrero de 2011

Al pana Fran, a Jhonnie que no tiene la culpa y por el rescate de la conciencia

Antes de dar paso a esta segunda entrega,tengo que dar las gracias a todas y todos los que se tomaron el tiempo de leer el inicio de esta aventura en las profundidades o superficie (aún no lo sé) de la red.
Cuando escribimos o hablamos de algo y nos da por decir nombres pecamos de omisión inconsciente, pues siempre alguien, sin merecerlo y habiendo hecho méritos, queda por fuera. Por eso lo mejor es escribir genérico y además atemporal para que no se encaliche la cosa (no puedo dejar descansar mi clase en la Santa María).
Otra persona que fue fuente de inspiración en esto fue mi pana, colega y gran amigo (sí mi gran amigo a pesar del látigo como Jefe de Información en mis años en los predios de RCR), Fran Monroy. Un duro en esto del Periodismo cibernético (perdón si no se debe decir así, pero me gustó), llegó a mi clase un día, con casi veinte kilos menos y como tiene acostumbrados a propios y extraños, inundándonos de su sabiduría y sin hacer mucho esfuerzo para compartir esta evangelización que significa hoy en día el dar clases.
Mucho les podría contar de las cosas que dijo, que hizo, que compartió, pero sería extenderme mucho y algo que yo aprendí ese día, fue que puedes decir mucho, si lo dices bien, en poco tiempo y espacio, lo importante es que mantengas la calidad y la ética cuando lo digas, palabras más palabras menos. Lo cierto es que mi pana hizo todo para llamar la atención de estos aspirantes a Periodistas y según él, no lo logró, yo creo que sí. Por eso Gracias, mi pana y por allí nos vemos…
Luego de esta entrada, que demás está decir la debía, hoy quiero hablar de los efectos de Jhonnie. Seguro si han llegado hasta aquí, estarán pensando ¿quien es Jhonnie?. Él es un tipo muy elegante que seguramente más de una vez lo han tenido entre sus manos (algunos o algunas entre sus brazos), lo han movido de un lado al otro, lo han cambiado de mano para evitar congelarse, lo han visto doble, en fin Él seguramente ha estado tantas veces con ustedes y lo han ignorado y por eso les ha dado en sus cabezas, los ha pateado en el cráneo, les ha torcido la lengua y seguro les ha dado la fuerza necesaria en algún momento que han querido decir un TE AMO.
Él, que ha caminado durante más de cien años, ha sido culpado de los malos pasos y de la inconsciencia de muchos y Él sin buscarlo ha servido o ha sido servido en los momentos más grandes de muchas vidas, en los momentos más dolorosos, sí, pues hasta eso tiene, acompaña el desamor, el despecho, el nacimiento, la vida, la ausencia y pare de sufrir.
Al exhibir tantas virtudes, no entiendo por qué siempre lo culpan de lo malo, ¿es que acaso tomar conciencia de los pasos que se dan, buenos o malos, siempre tiene que ser la culpa o la responsabilidad de otro y no mía, la tuya, la suya, la vuestra?.
Hasta aquí, tú que me lees, seguro no entiendes nada, pero necesitaba explicar y expresar algo que me parece injusto y que seguro tú que lo has tenido en tus manos, que lo has tenido en tu boca, que lo has acariciado, que lo has derramado y hasta seguro lo has desperdiciado, estarás de acuerdo conmigo.
Jhonnie Walker, sí el mismo que estas pensando, ¿qué culpa tiene de la falta de conciencia de algunas personas cuando lo toman?, ¿qué culpa tiene si tú después de extasiarte con sus sabores y de no soltarlo hasta que se acaba la última gota, sales y te subes a tu carro, van y te detienen y te provoca brindar con los agentes del orden que te salvan la vida?.
El alcoholismo es un problema grave en todo el mundo y no tiene distingo de raza, color, credo ni clase social; es un flagelo que en muchos países se lleva a buena parte de la juventud, sobre todo los fines de semana, los días festivos, los asuetos, como el que viene en estos días…el carnaval. Pero el problema no está en la marca, el problema está en la conciencia que, es evidente, se diluye con la última gota de la botella.
Todo esto lo digo por lo que pasó hace días con uno de nuestros máximos exponentes en el mejor béisbol del mundo, Miguel Cabrera. No voy a echar el cuento pues estoy seguro que aunque no les guste el deporte (como a muchas y muchos de mis alumnos, siempre ellos), ya saben lo que ha pasado. No es momento de juzgar pues, que tire la primera piedra o el primer hielo o la primera botella, quien no se haya echado aunque sea “un palo” en su vida. Es momento de reflexionar y tratar de aportar soluciones a este mal que seguro a muchos les ha tocado vivir muy de cerca.
Tenemos que unir nuestras voces, crear campañas, sí más y más y más, para crear conciencia en nuestra gente y reafirmar que todo exceso es malo y que puedes acabar con tu vida. No pretendo ser un puritano ni dar lecciones de vida pues son muchas las ocasiones que Jhonnie ha estado convidado en algún sarao relacionado con mi vida, pero lo que sí quiero compartir es la preocupación que genera esta situación.
Estrellas, -por citar lo ocurrido con “el muchacho de la película” como le dicen algunos locutores, periodistas y relacionados con esta disciplina deportiva- que demuestran que un día, pueden estar sentados en un astro luminoso tipo El Principito, y otro, descender a lo más profundo de la tierra (allá donde no quiero nombrar) ¿y todo por qué? por no tener conciencia, conciencia de estar enfermo y que se necesita tratamiento para superar esa enfermedad.
Todos podemos ayudar, no sólo a Miguelito, como le dicen, sino a todos los Miguelitos que como él, necesitan reencontrar el camino para no botar por la borda todo el esfuerzo por llegar a ser alguien algún día. Por allí nos vemos…

2 comentarios:

  1. Excelente manera de presentar un tema tan importante y tan dejado de lado en nuestra sociedad. Amigo siga así que yo seguiré aquí, leyendo, aprendiendo cada día más, porque el proceso de aprendizaje, para mi, no se detiene mientras tengas deseos de ver lo que los demás te pueden enseñar, y estoy aprendiendo de ti, renovando mi conocimiento de estilos, de formas de pensar y la tuya, mi amigo, me gusta

    ResponderEliminar
  2. Comparto todo lo escrito. Un abrazo...y por ahí nos vemos chamín

    ResponderEliminar