sábado, 19 de marzo de 2011

El amor tiene un límite, cuando la paciencia se va

Hablar, escribir, escuchar y pensar en el amor debe ser suficiente motivo para continuar viviendo a pesar de los altibajos que se tengan en la vida. El amor debe ser el motivo para seguir luchando en esta batalla que se llama vida y aunque “batalla” suene a un término bélico, viene siendo lo mismo que “lucha”, así que como quieran llamarlo, amor es amor y punto.
Hemos escuchando tanto del amor, que a veces ni nos importa qué es exactamente, ni si se toca, se ve o se huele. A lo largo de nuestra vida hemos escuchado que si el amor es esto, que si el amor es aquello, que pocas veces nos sentamos a pensar con profundidad sobre el amor, pues para muchos es tan obvio que piensan que es innecesario pensar con qué se come el amor.
Algunos han escuchado aquel tema (aunque no les guste el reggaetón) del puertorriqueño Tito “El Bambino” que dice algo así como “el amor es pureza, siempre si es que a alguien tu amas, el amor te atrapa y ya nunca escaparás y sólo tienes que aprender a amar”. No lo nieguen pero esta letra, a pesar de ser tema de “perreo” tiene un sentido especial y aunque les guste o no el “perreo”, no me vengan a decir que nunca se han enamorado.
En fin, el amor es así tan etéreo que si nos ponemos a escribir sobre él, pasaremos días, horas, meses y quien sabe cuánto tiempo tratando algo que los seres humanos hemos resumido en un TE QUIERO y algunos hasta van más allá al decir un…TE AMO.
Hasta aquí seguro estarán pensando que estoy hablando de mi esposa, de mis hijos, de mis amigos (pocos, pero importantes) o simplemente pensarán “nada, se metió a cursi”. Pues nada de eso, estas líneas son para la selección nacional de mayores de fútbol de nuestro país, mejor conocida y reconocida entre la gente como la Vinotinto.
Desde que el Profesor Richard Páez Monzón tomó las riendas de aquella cenicienta, con la que muy pocos se identificaban, el sentimiento hacia el fútbol de nuestro país fue cambiando. De 20 o 25 se fue subiendo a varios, a cientos, a doscientos, a trescientos, a quinientos, a miles y hasta millones, que gritaban cada gol que se hacía y lloraban los tantos que nos hacían (nos hacían, fíjense como cambió la cosa).
Sin dejar de admirar a Brasil, Argentina, Uruguay (los duros en eso de patear un balón) fuimos testigos de sentimientos encontrados de jóvenes en todo el país con la bandera pintada en la cara de Brasil, para poner un ejemplo, pero ahora con la casaca Vinotinto puesta. Los muchachos del Profe Richard, que no los voy a nombrar para no dejar a ninguno fuera, se convirtieron hasta en modelos de comerciales de televisión, llegaron los grandes patrocinantes, llegaron hasta los revendedores cuando los partidos se disputaban en casa y llegó la buena racha. Dos veces estuvimos a punto de ir a un mundial de la FIFA y no se pudo, pero seguíamos siendo amantes (por aquí viene lo del amor) de la Vinotinto.
Imagínense ustedes que durante muchos años sufrí aversión por esta disciplina deportiva, gracias a que mis hoy queridos hermanos del Colegio La Salle de Tienda Honda y en mi visita fugaz en el Colegio Salesiano que me obligaban a jugarlo, desapareció. Debo reconocer que lo mío, desde que salí de la Maternidad Santa Ana hace unos 46 años, ha sido el béisbol, y a pesar de esto también comencé a amar el fútbol.
Este amor es tan grande que hoy le doy gracias a Dios porque formé parte del Comité Organizador Nacional de la Copa América que se jugó en nuestro país y entre otras cosas, viajé hasta Maracaibo 800 Km por carretera, a ver un partido de semifinales entre Brasil y Uruguay en el mítico “Pachencho” Romero, con victoria para los primeros en la tanda de penales 5 por 4 y al finalizar, emprender regreso por la misma vía a Caracas, “si eso no es amor, como se puede llamar” (recordando a Fernandito Villalona).
Ese amor, gracias al Profe Richard, se extendió al fútbol nacional al punto de ir a partidos del hoy casi extinto Unión Atlético Maracaibo, del rojo Caracas Fútbol Club, del Táchira y del equipo en segunda división de mi amada Universidad Central de Venezuela.  Veo con mucha tristeza lo que está viviendo el Estudiantes de Mérida o el Unión Atlético Maracaibo, que luego de ser una referencia, hoy es un recuerdo.
Es lamentable ver como el “Pachencho” hoy lo han olvidado para un partido de nuestra Vinotinto, cuando no hace nada hasta fue conocido como la “Casa de la Vinotinto”, y lo peor de todo, estar viendo como nuestra Vinotinto retomó el camino de “jugar como nunca para perder como siempre”.
He tratado de mantenerme al margen en esta nueva era del Profesor César Farías, y lo digo con toda responsabilidad y con mucho orgullo, por considerarme amigo del Prof. Richard. No sé si yo esté en su lista, pero yo a él sí lo tengo en la mia, pues en su era hasta tuve el honor de compartir la mesa, no solo con él, sino con su señora esposa y ojo no cuando estaba ganando, no, justo cuando estaba tratando de iniciar su Proyecto Vinotinto.
Estoy  hablando de las eliminatorias del año 2000 para el Mundial Japón-Corea 2002, pasando por las de Alemania 2006 y hasta nuestra Copa América en 2007, es decir, “ósea” (como dicen los adolescentes, bueno las mías pues) hace 11 años.
Me he mantenido públicamente al margen, pues me cuesta ser objetivo como periodista, por todo lo que les comenté antes. Pero ya me cansé, me cansé de ver como un trabajo que se había hecho y que había dado frutos, no sólo en lo futbolístico, sino en el país, se esté perdiendo y todo por lo que veo… es arrogancia pura.
Con todo respeto señor Farías, me cansé. No vayamos muy lejos, vamos al último partido con la selección Argentina, por Dios ¿qué fue eso?, si bien es cierto que seguimos teniendo jugadores con mucho talento, ¿cómo es posible que se vaya a un partido, por más amistoso que sea, sin la preparación necesaria, sin un esquema de juego definido?, por Dios, ¿cómo es posible?
Mi amor por la Vinotinto se está agotando, y ojo no es por las derrotas, no señor, no es por eso, es por sentir que el trabajo que se hizo en 11 largos años, se ha perdido. Se siente el abandono al amor por la Vinotinto, quizás no del pueblo, no, de eso estoy seguro. El amor se ha perdido desde su banquillo, la arrogancia que se le ve a usted está arrastrando a todo un pueblo.
Seguro usted dirá que está experimentando, que en las eliminatorias y en la Copa América de Argentina, a sólo dos meses, será otra cosa, quizás sea verdad, y ojalá así sea. Señor Farías, no le voy decir Profesor por ahora, mi corazón me está reclamando pues mi amor por la Vinotinto debe ser incondicional y está bajando su intensidad,  todo gracias a usted.
Nadie quiere a los perdedores y a pesar de no haberse cumplido el sueño de estar en un Mundial de la FIFA, hubo señas con los muchachos de la Sub20 al viajar a Egipto. Seguimos aportando jugadores a las mejores ligas del mundo. Algunos ya corridos en canchas propias y extrañas han retomado sus carreras y deberían ser tomados en cuenta, pero no, usted simplemente sigue experimentando.
Ojalá me trague mis palabras de hoy y se cumpla el sueño del Mundial, que será aquí al lado, aquí mismo, en Brasil, ojalá el sueño de Cuartos de Final en la Copa América y el sueño de retomar el camino del triunfo que un día nos enseñó el Profe Richard, se cumpla. No hay que desmeritar el triunfo de Argentina, pero ¿cómo es posible que con un “vente tú” nos haya dado ese baile? ¡Señor por favor!
El amor si no se cultiva, se acaba. En estos momentos señor Farías tengo que decirle que el amor no debería tener un límite y usted no es quien para que los venezolanos nos pongamos límites a la hora de amar; el límite lo tiene la paciencia, y como a mí ya se me acabó con su planteamiento táctico, le digo que el amor tiene un límite, no por la Vinotinto, sino por usted como Director Técnico de nuestra amada Vinotinto…por allí nos vemos

sábado, 12 de marzo de 2011

Prohibamos el 8 de marzo o el bendito Día de la Mujer

Que bueno que en Venezuela y el mundo siempre pasan cosas, buenas y malas, pero al fin y al cabo son cosas. Seguro algunos de los que me siguen estarán esperando que diga y opine de algunas de esas cosas que pasan todos los días por esas calles de Dios. Pero hoy no tengo ganas de escribir de nada del mundo, mejor dicho, del mundo exterior, hoy quiero compartir contigo que me lees y a quien doy las gracias, algunas reflexiones sobre la vida.
Lo primero que me provoca, es escribir sobre la manía de celebrarlo todo y dejar para la fecha en cuestión, los reconocimientos, homenajes, discursos, tarjetas, flores, regalos, en fin, dejar solo para un día lo que sería mejor hacer todos los días. Algunos me criticaron cuando lance o alce mi voz contra la celebración del Día de los Enamorados, incluso alguien lo llegó a comparar con la celebración del cumpleaños. Respeto esa posición, pero seguiré empeñado en decir que resulta más barato y hasta mejor, decir un TE AMO bien sentido todos los días, que esperar cada 14 de febrero para recordar que tienes a alguien a quien decirle que lo o la amas.
Todo este cuento lo traigo a colación por otra de esas tantas fechas que aparecen en rojo en los calendarios, esta vez, el bendito Día de la Mujer. A alguien le provocó que el 8 de marzo, con disfraz incluido (este año coincidió con el Carnaval), se celebraría el Día de la Mujer. Vuelvo yo:  es que acaso ese ser tan importante, el que no lo crea así que lance la primera estupidez, tiene que esperar cada 8 de marzo para recordarle al mundo que es Mujer?
Mientras que llega el 8 de marzo, siguen aumentando las cifras de violencia contra ellas, física, verbal y psicológica; siguen las cifras sobre la diferencia en los porcentajes de contratación en el mercado laboral entre las mujeres y los hombres; y sigo escuchando por allí lo que dicen algunos cerebros brillantes: “contrato hombres pues ellos no salen preñados” y prefieren darle trabajo a un tipo, no lo puedo llamar hombre, que llegue tarde todos los días, los viernes con resaca, que haga el trabajo mal, pero eso sí “no sale preñado”.
Pero no quiero perder espacio hablando de cosas malas que afectan a las mujeres, visto estos hechos por un hombre. Quiero hablar o mejor dicho escribir, de lo bueno que significa salir de una mujer, crecer entre mujeres, perder a una mujer, ganar a una mujer, amar a una mujer y como seres humanos a veces hasta llegar a odiar a una mujer. Son tan grandes ustedes mujeres que son capaces de despertar todos esos sentimientos. Ustedes son tan grandes, que aún cuando ya no están y pasan a otro plano, una lágrima es capaz de escaparse al recordar cuando nos tomaban la temperatura en plena madrugada en medio de alguna enfermedad.
Ustedes son tan grandes que son capaces de ser madres, novias, esposas, amantes, amigas, maestras y hasta de hacer las mejores hallacas en navidad. Son tan grandes que sufren cambios en su cuerpo para traer nuevas generaciones a esta tierra, son capaces de dar su vida por esos seres que se conocen como hijos. Son tan grandes que son capaces de darle 48 horas a un mismo día tomando todas las acciones necesarias para garantizar la felicidad de los que la rodean y además estar de punta en blanco para enfrentar la vida.
Seguiré insistiendo y me niego a esperar cada 8 de marzo para reconocer lo grande que son las mujeres, es más, son tan grandes que hasta muchos que nacen hombres con el pasar de los años se dan cuentan que nacieron en un cuerpo equivocado y hacen lo que sean para tratar de llegar a ser mujer.
Estas líneas que hoy lees me provocaron dedicarlas a la Mujer (sí, con mayúscula) pues desde que abrí los ojos por primera vez en mi vida, por cierto hace casi 46 años, he estado rodeado de Mujeres; por supuesto mi mamá, de ella salí y luego mi Leya (así le decía a mi abuela paterna) que con el pasar de las horas, los minutos, los segundos, los meses, los años, se convirtió en mi Mamá con todas las de la ley y hoy a 28 años de su viaje, aún la extraño y la lloro como si fuera ayer que se me fue.
Mi Leya tuvo sus aliadas incondicionales, mi Tivón (Carmén Elena) y mi Tía Morocha (María Teresa) que hasta hace pocas horas se peleaban por llevarme el almuerzo hasta mi trabajo, sin importar la cola, la lluvia, manifestaciones y cuanto obstáculo encuentren en el camino, para que coma la delicias de la casa que he comido desde que nací.
De ellas podría hablar horas, pero eso de las cadenas se lo dejo a otros, yo solo les voy a comentar que ellas, mis tías, han sido, son y serán laaaaasss Mujeres que desde pequeño me han enseñado el valor de las Mujeres a quienes les dedico estas líneas escritas sin necesidad de que sea 8 de marzo.
No puede faltar en este humilde tributo, Aura (la esposa de mi papá, con quien vivo desde hace 35 largos años), a ella le tengo que agradecer el ponerme en el camino de este “el mejor oficio del mundo”, pues a los 8 años nos llevó a un plan vacacional donde vi prácticas de radio, teatro y por primera vez escribí un artículo de prensa.
En lo profesional he tenido el orgullo de compartir con muchas mujeres, y de cada una de ellas he aprendido y he adquirido las herramientas de lo que hoy hago y que ahora comparto con ustedes. No las voy a nombrar, pues corro el riesgo de dejar a alguna fuera y eso no es justo. Lo que les puedo asegurar es que todas han sido “palo de Mujeres” y se los quiero agradecer desde esta trinchera que la tecnología nos permite.
No puedo dejar de mencionar a las Mujeres con las que he recorrido parte de este camino que a muchos les da por llamar vida. A ellas tampoco las voy a mencionar, no por el riesgo que les mencioné antes, sino por caballerosidad y mucho respeto. Han sido altas y bajas, dimes y diretes, alejamientos, reconciliaciones, olvidos, reencuentros, desencuentros y hasta peleas por así decirlo, pero debo agradecer lo vivido, pues todo ha sido recogido en el disco duro del alma para construir lo que hoy he construido. Son 3 hermosos hijos, por los que todos los días pido a Dios, para que los cuide y me de vida para verlos crecer como Mujeres y un hombre de bien.
En fin, todo esto que hoy les cuento no es por el Día de la Mujer, no. Es porque gracias a una Mujer, mi vida está a punto de dar un giro y de emprender un camino que desde aquí se ve iluminado, se ve amplio en el horizonte, se ve despejado para que todo salga bien. Un camino que ha estado marcado por señales de Dios y por bendiciones de muchas personas que estoy seguro de corazón, quieren el bien para ambos.
Pronto estaré en otra ciudad, con otra gente, otras costumbres, con más calor del habitual, con las maletas llenas de ganas de hacer las cosas bien y muchos planes, por supuesto, con ELLA, quien después de tantos años, de tantas despedidas y regresos y de locuras con mi autoría, quiso esperar el tiempo justo para que hoy seamos un nosotros.
ELLA que siempre ha estado allí, en las buenas, en las no tan buenas, en las malas y ahora otra vez en las buenas, esa “palo de Mujer” que hoy es mi Esposa, irreverente como yo, y que lleva por nombre Marcia Chiquinquirá, ha sido una las principales inspiraciones para estas líneas, pues está de acuerdo que para ser MUJER y reafirmarlo todo los días, no es necesario esperar el 8 de marzo de cada año, sino darle gracias a Dios por la fuerza y por poder vestirse con las mejores galas que tenga la vida para ser amiga, hermana, madre, esposa, amante, compañera, hermana, hija y tantas cosas que aguante ese cuerpito todo los días…por allí nos vemos.

martes, 1 de marzo de 2011

Los muchachos y algo de lo que no quiero hablar

Por allí me han dicho que diga algo sobre “la victoria de los jóvenes en huelga de hambre”. Creo de corazón que aún no es tiempo. Si bien es cierto que “por ahora los objetivos sí se cumplieron”, aún creo que faltan cosas por hacerse o por cumplirse, todo depende del cristal con que se mire.

Para mi, lo que ha quedado demostrado es que los intereses colectivos ganan siempre, o casi siempre, sobre los intereses individuales, y eso aún hay algunos, que no se han dado cuenta o mejor dicho, no se quieren dar cuenta. Los muchachos se lanzaron una gandhiana y representantes del Gobierno fueron, se sentaron y actuaron, que bueno todo ¿verdad?.

Esta acción de los muchachos generó acciones políticas interesantes, pero tan interesantes son, que no quiero hablar de ello…por ahora. No quiero hablar de ello, pues algunos están celebrando la victoria que aún no tengo claro de quién fue. Sí, como lo lees si llegaste hasta esta línea, no lo veo claro. Es verdad, los muchachos ya no están a dieta obligada por la conciencia, pero siguen algunos presos y sigue sin venir el señor que no quiero nombrar, pero que nos hace confundir con su apellido.

Si hubo victoria, ¿alguien me puede explicar la razón por lo que algunos se debaten entre realizar una primarias o unas secundarias o unas terciarias, mientras que en la otra esquina ya está claro quién es el candidato y si alguien tiene duda revise YouTube  y verá?.

Si hubo victoria, ¿por qué siguen algunos dejando en manos de los muchachos la tarea de ejercer oposición? Ellos, los muchachos, han dado muestra de que cuando han asumido un verdadero liderazgo ponen a temblar a más de un curtido en lides políticas y si no es así, díganme ¿dónde están en este momento los bisoños Robert Serra y Ricardo Sánchez?, por nombrar los más emblemáticos.

Seguramente al llegar a esta línea, estarás molesto o molesta conmigo, pues no fijo una posición ni a favor ni en contra de nadie. Dirás “¿qué está pasaaando?”

Está pasando que no quiero hablar de ese hecho, pues no veo claras las cosas “por ahora”. Aún no tengo claro si “por ahora los objetivos fueron cumplidos”. Veo humildemente que hubo alguien que realizó una jugada maestra y veo una esquina que se escuda bajo la “valiente posición de los jóvenes” y no veo que haga nada, de verdad, no veo nada claro “por ahora”.

Les confieso que esta nueva entrega fue la que más me ha costado, pues seguramente el que llegue hasta aquí y que me haya aplaudido por las entregas anteriores, me estará odiando pues se supone que todos debemos inclinarnos a favor de una de las partes involucradas, asumiendo como suyo el “por ahora los objetivos se cumplieron”. Por eso insisto, en lo que dije al principio...no quiero hablar de eso…”por ahora”.

Resulta cómico o irónico que ambas esquinas se adjudiquen la “victoria”, pero mientras ambas celebran, Miguelito Cabrera debutó en el Spring training; Salomón Rondón sigue haciendo su propia historia en el fútbol de España; Jonathan Vega, luego de su eufórico triunfo en la PGA, anda luchando para soportar la presión y seguir entre los primeros en ingresos de tan exigente disciplina deportiva como es el golf.

También, Cocodrilos de Caracas debutó barriendo a Gigantes de Guayana en una inauguración digna de la NBA y donde para mí, hay que destacar es el debut de nuestro primer jugador NBA, Carl Herrera Allen, como director técnico de un conjunto de baloncesto profesional (Gigantes). La Liga de Béisbol Profesional de Venezuela sigue sin saber el destino de sus dólares, “Aguacerito” cayó por nocaut en Las Vegas…aaahhh y Gadafi sigue en Libia…por allí nos vemos.